2013 ha sido un libro maravilloso. De 365 páginas no ha sobrado ni una, quiero decir, que ha contado una historia apasionante desde el primer capítulo hasta el último. Gracias a Dios no ha habido mucho drama, ha sido un viaje de aventura con pequeñas dificultades por el camino, pero siempre con final feliz.
Cuando comencé el año, sentía dentro de mí que algo iba a cambiar... estaba encerrada en la monotonía y cansada de poner límites a mi vida...de no ser realmente yo quien tomara decisiones, y estar triste siempre por las mismas cosas, frustrada por no encontrar un camino... demasiadas cosas como para recordarlas todas. Pero lo bonito fue observar poco a poco, como la energía iba creciendo dentro de mí, hasta que estalló como una estrella que nace de pronto. Tomé las riendas de mi vida para empezar a conocerme mejor, construir mi destino con mis manos y sacar dentro de mí esa fuerza. A partir de ese momento, todo a mi alrededor se veía distinto. No puedo explicarlo, pero todo brillaba más de lo normal, todo tenía un color mucho más alegre, y no paraba de conocer gente MARAVILLOSA, EXCEPCIONAL... algo que me impulsó a ese cambio fue conocer a personas de otras partes de Europa, de otras partes del mundo, que tuve la oportunidad de conocer en mi ciudad, sin moverme de casa, y que me dieron tantas perspectivas, y tanta ilusión por la vida, que en vez de sentir que daba un salto al vacío, sentía que daba un salto a conocer el mundo.
Los 6 primeros meses del 2013 fueron indescriptibles, hacía tanto tiempo que no me sentía así de feliz que para mí fue un nuevo renacer. Pero lo mejor estaba por llegar, y era comenzar mi Erasmus en Dinamarca. Justo antes de irme me dijeron que me habían vuelto a salir dos quistes en los ovarios y que había que operar, y se me cayó el mundo encima, porque el tratamiento de después de la operación era bastante tedioso y no quería pasarlo en otro país...Como ya no había tiempo y no era una operación de urgencia máxima decidimos esperar, y a mediados de Agosto me dirigí rumbo a mi sueño, todavía sin ser realmente consciente de que me iba de mi país, que tendría que hablar otro idioma y conocer otro mundo. Ya han pasado cuatro meses desde que comencé esa apasionante aventura, y sé que será una de las que marcará mi vida para siempre.
Este año próximo sólo espero que las cosas buenas por venir superen con creces a las malas, que me sigan robando besos con pasión y que encuentre ojos que me transmitan más que palabras.