viernes, 3 de agosto de 2012

Sobre lo que es efímero

Efímero, que dura poco tiempo, de corta duración, que tiene fin.

Se equivocan cuando dicen que la belleza es efímera. La apariencia es efímera. La esencia permanece a lo largo del tiempo y se perpetúa... Una persona bella podrá serlo aún con los años encima y cuando su piel se vuelva arrugada, porque la belleza se verá reflejada en el brillo de sus ojos.

La buena música, no termina cuando termina una canción...

El placer puede parecer efímero, pero surge de nuevo al recordar una situación que provocó placer...

Lo único que podemos decir que es realmente efímero en esta vida es la vida misma.



jueves, 2 de agosto de 2012

¿Nadie es imprescindible?

Bueno durante toda mi vida he oído esa frase..."Nadie es imprescindible". Ha habido muchos momentos en los que de verdad lo pensaba y estaba de acuerdo, de hecho, gente importante, gente corriente, gente "buena" y gente "mala" moría, se lo merecieran o no, el mundo seguía funcionando, las relaciones sociales no cambiaban. Tu vida no cambiaba, lo conocieras o no, seguías hacia delante. Quizás esté hablando generalizando mucho, ya que existen cambios donde la muerte de alguien ha supuesto un cambio de régimen, un cambio social, el suicidio de otra... pero por lo general, parece ser que nadie es imprescindible en este mundo. ¿Hasta qué punto es eso cierto? A mi parecer, somos una red de interconexiones que van mucho más allá de lo que se observa directamente en relaciones. Tenemos círculos más amplios o menos amplios que nos relacionan al mismo tiempo en muchos sitios. Contamos con el apoyo de los círculos más estrechos y basamos muchas de nuestras creencias o referencias en círculos más alejados, pero siempre están ahí. Nosotros, como conciencia propia del yo, muchas veces nos alimentamos de nuestro propio ego, nos creemos imprescindibles y superiores a lo que nos rodea. Otras veces sin embargo, nos limitamos, nos camuflamos entre un sin fin de personas e intentamos parecernos a los demás. Pero creernos prescindibles del mundo, nos resta un gran valor que poseemos.

Muchas veces la frase nadie es imprescindible se hace para quitar hierro a una determinada situación, como cuando uno rompe con su pareja. Entonces alguien le suelta esa frase, y la otra persona se va dando cuenta de que realmente, puede valerse sola. Pero eso quita un gran valor a lo que puede aportar una persona. Para mí, las personas son como tesoros, diamantes en bruto, universos con patas que se ocultan tras una falsa homogeneidad creada por la sociedad. Y es cierto, que el sistema de nuestras relaciones, lleva a que todo se mantenga, y no dediquemos la paciencia suficiente a conocer esos microuniversos. Siento que a veces ese sistema, es el que deja que avance la sociedad, si no, quizás nos centraríamos demasiado en una persona, y desatenderíamos aspectos más esenciales para una sociedad, como establecer un sistema político. 

El caso es que, aunque pensemos que las personas no son imprescindibles en nuestra vida, sí que aportan un valor extraordinario a nuestra propia existencia. En el momento en el que estás desempeñando parte de tu ciclo vital con ellas te das cuenta de que son tu punto de apoyo y refuerzo, o tu tormento y tu lucha por superar una mala situación. Mucha gente pensará... no, pero si no es una persona ya lo aprenderás de otra, o por otro lado... Pues no. Yo pienso que gracias a esa persona tendrás una manera de ver el mundo que se irá conformando, y será tan importante como otra, y tan imprescindible como otra. Es una suma, en eso estamos de acuerdo. Puede parecer que por restar uno no pasa nada, pero ¿qué pasaría si restáramos todos bajo la norma de que "nadie es imprescindible"? Que todo se desmoronaría. 

En una experiencia tan maravillosa como es la de ser monitora de campamento, he descubierto que a pesar de tener a 40 niños a mi cargo, cada uno me ha aportado cosas distintas, he aprendido mucho, y seguramente aunque no les vuelva a ver, aunque mi vida siga hacia delante sin ellos como se había previsto,  cada uno de ellos habrá marcado un punto imborrable en mi existencia.